El estadounidense Jim Thompson (1906-1977) fue uno de los más grandes escritores de literatura pulp, especializándose en relatos criminales aparentemente banales pero que esconden una profundidad insospechada. Thompson también incursionó en el mundo del cine, llegando a colaborar con Stanley Kubrick en los guiones de ‘Casta de Malditos’ (1956) y ‘Senderos de Gloria’ (1957). Fue justamente el director de ‘Lolita’ (1962) quien describió la novela de Thompson ‘El Asesino Dentro de Mí’ –inicialmente publicada en 1952- como “la historia contada en primera persona más aterradora y creíble de una mente criminal que he encontrado”. Luego de varios intentos frustrados, este inquietante libro ha sido adaptado por el inglés Michael Winterbottom, resultando en el trabajo más polémico de su infatigable carrera, la misma que incluye a las notables ‘Jude’ (1996), ‘Wonderland’ (1999), ’24 Hour Party People’ (2002), ‘In This World’ (2002). A Winterbottom lo han llamado “camaleón” por la desenvoltura que tiene para cruzar géneros y estilos, haciendo gala de una filmografía ecléctica e impredecible, lo que es visto con recelo por los críticos más incondicionales de la “teoría del autor”.
‘El Asesino Dentro de Mí’ narra la historia de Lou Ford (Casey Affleck), un aprendiz de sheriff que se encuentra con la oportunidad perfecta de saldar una antigua deuda personal. Para cobrarse la revancha y salir sin ningún rasguño, Lou invocará a la bestia que dormita en su interior. “Lo malo de vivir en pequeños pueblos es que todos creen que realmente te conocen”, reflexiona Lou antes de que la violencia estalle, cuando todavía no imaginaba desatar el infierno sobre su querida y apacible comunidad tejana. Estamos en la década de los 50, aún no habían ocurrido los atroces sucesos en que se basó Truman Capote para ‘A Sangre Fría’. Todavía era posible creer en la bondad de los extraños, en la inocencia de Norteamérica. El mismo Lou se describe a si mismo como un caballero sureño de valores tradicionales; es uno más entre tantos ciudadanos anónimos y un poco más que eso: carismático y seductor, Lou es capaz de encantar a las mujeres más deseables (su novia, Amy Stanton, le rinde pleitesía) pero también sabe cómo ganarse el respeto y la admiración de sus colegas y vecinos, poniéndose a la altura de los más humildes y de los más poderosos. Nadie sospecharía que es un psicópata.
Todo análisis o comentario sobre ‘El Asesino Dentro de Mí’, por más breve que sea, tendrá que detenerse en la violencia explícita -a ratos intolerable-, que Michael Winterbottom ha filmado con la minuciosidad de un cirujano. Desde que se supo que en este filme las sensuales Jessica Alba y Kate Hudson eran brutalmente castigadas, muchos se abalanzaron a condenar al director de oportunista, un explotador de la violencia. Pero comparar la complejidad artística de ‘El Asesino Dentro de Mí’ con la de ‘Juego Macabro’ es perder cualquier perspectiva crítica. Personalmente me sentí mucho más afectado por la sangre fría, por la falta de compasión de Lou, que por la ferocidad de sus golpizas. Creo que esta película consigue algo muy difícil: acompañar permanentemente a un personaje completamente amoral, un calculador desalmado, que sin embargo tiene el carisma de un dandy. Pero Lou Ford no es Alexander deLarge, el inolvidable antihéroe de ‘Naranja Mecánica’ (1971), y hubiese sido irresponsable forzar la complicidad con un ser tan siniestro, tan concreto en su psicología retorcida. Aún así, hay que destacar que no se trata de una obra truculenta o de atmósfera opresiva, por el contrario, hay mucho de qué disfrutar, desde una intriga que se saborea a cada minuto, hasta el trabajo con la música, que no solo ayuda a ambientar las acciones sino que enriquece el perfil de los personajes. No será para todos los públicos pero ‘El Asesino Dentro de Mí’ es una de las contribuciones más audaces al cine negro del nuevo siglo.
CALIFICACIÓN: ****
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