viernes, 26 de agosto de 2011

Destino Final 5

La saga de ‘Destino Final’ se ha convertido en una de las franquicias más rentables de la industria, al punto que desde el 2000 se han hecho cinco películas, las dos últimas en 3D, y todo indica que ni siquiera hemos llegado a la mitad de su ciclo comercial. Por supuesto que no todas han mantenido el mismo nivel cualitativo, pero el concepto que hace girar el negocio es tan fácil de entender, que cada guión se escribe por sí solo. Lo único que se necesita son un grupo de jóvenes yanquis –quizás lo último en su lista de prioridades sea morirse- que tenga la desgracia de coincidir en el lugar y en la hora equivocada. Nuestros protagonistas están marcados para morir, pero una premonición evita que se vayan todos juntos. Pero la parca no sabe lo que es perder y regresará para llevárselos, uno por uno, más temprano que tarde, sin que haya nada que pueda impedirlo. Lo extraordinario de esta serie es que la posibilidad de un final feliz está totalmente descartada. ¡Y el público exige eso! Hemos pagado una entrada para verlos morir lentamente, en eso hay algo o mucho de morbo, pero también está presente el deseo instintivo de encarar lo ineludible. No es tortura porno, sino existencialismo puro. Aún así, siempre hay la posibilidad de introducir variaciones, de no limitarse a repetir una fórmula sin aportar alguna pizca de imaginación. ‘Destino Final 5’ ha llegado más lejos que ninguna de sus predecesoras en explorar las posibilidades creativas de una fantasía macabra pero extrañamente lúdica, donde no solo sabemos de antemano cómo va a terminar la película, sino el orden exacto en que se irán produciendo las fatalidades.

Bajo la fachada de una película de terror para adolescentes, ‘Destino Final 5’ es una obra subversiva e insólita, no solo por lo que muestra sino también por lo que sugiere. Esto puede parecer paradójico considerando que la descripción de la violencia es bastante explícita, que cada escena de muerte ha sido filmada sin escatimar detalles grotescos. Aquí ocurren cosas terribles, accidentes y desastres de esos que sustentan nuestras pesadillas. Pero la manera tan exagerada, tan absurda como se producen las tragedias, encamina la lectura hacia otros terrenos alejados de lo fantástico, rozando por momentos la parodia, pero acercándose finalmente al surrealismo en su visión apocalíptica de la civilización. Cada espacio usado como escenario -puentes, aviones, oficinas, fábricas- es violentado, destruido y convertido en chatarra. No sostengo que el director Steven Quale –protegido de James Cameron- haya estado pensando en el manifiesto surrealista de André Breton o en el cine de Luis Buñuel, a la hora de planificar el rodaje, pero hay una intención indiscutible de burlarse de la lógica racional, de sublimar nuestros miedos latentes, hasta que la muerte se convierta en un gran parque de diversiones. Todo aquello que no podemos controlar, que escapa a nuestras previsiones, robustece a ‘Destino Final 5’, convirtiéndose en una celebración del caos y la anarquía. Si el cine es capaz de permitirnos estos momentos de catarsis, entonces es bueno para la humanidad. Porque desacralizar a la muerte es un derecho universal y si los mexicanos tienen su Día de los Muertos, entonces Hollywood tiene ‘Destino Final 5’. No todos los días se encuentra algo tan desquiciado, en donde una mujer salte por la ventana cuando está a punto de ser rescatada, o que un hombre perezca en pleno tratamiento de acupuntura. Y es que cuando te llega la hora, ni siquiera estás a salvo en un spa.

CALIFICACIÓN: ****

No hay comentarios:

Publicar un comentario