sábado, 17 de septiembre de 2011

Baarìa

Hubo una época en la que nombres como Fellini, Visconti, Antonioni y Bertolucci garantizaban la presencia del cine italiano en casi todas las salas del mundo. Hoy siguen habiendo buenos directores –Bellocchio, Olmi, Moretti- pero el único que es capaz de colocar sus películas en el mercado internacional es Giuseppe Tornatore, el hijo predilecto de la industria –o lo que queda de ella- desde su arrollador éxito con ‘Cinema Paradiso’ (1988). Lo irónico es que la credibilidad artística de Tornatore está seriamente mellada -‘Malena’ (2000) y ‘La Desconocida’ (2006) así lo confirman-, pero el hombre sigue gozando de carta blanca para emprender superproducciones como ‘Baarìa’, un fresco histórico que ha costado la friolera de 25 millones de euros. Un presupuesto tan abultado tiene que lucirse en la dirección artística –calles, plazas y ciudades antiguas han sido meticulosamente reconstruidas en estudio-, en el vestuario, en el maquillaje, en las tomas con grúa y en la música de Ennio Morricone. Pero de creatividad artística no queda nada. ‘Baarìa’ es un pobre pretexto para lucir las maravillas turísticas de Italia, para convencernos de que sus niños pobres son los más tiernos, de que su pueblo es sentimental y cinéfilo sin remedio, y que la política es lo único para lo que son negados.

CALIFICACIÓN: **

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